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¿Quieres ser discípulo de Dios? Pues, debes negarte a ti mismo. Seguir y obedecer sus mandamientos, servir unos a otros y sufrir hasta el punto de perder la vida es parte de la enseñanza básica que Jesús dejó a sus discípulos.

 

Estoy seguro de que le gustaría vivir intensamente la obra de Dios a través de usted. Pero, ¿estás dispuesto a realizar ajustes importantes en tu vida? ¿Podrías alinear tu vida a la disposición de Jesús? Solo así Dios cumplirá los propósitos a través de los que él llama.

 

Cuando Dios habla y produce una revelación, produce también dos invitaciones:

 

  1. Invitación para que ajustes tu vida.

  2. Invitación a sus propósitos y camino.

 

La primera invitación se trata de ajustar tu corazón y tu mente a Dios. La segunda invitación se trata de que estés en condición de obedecerlo cuando rindas la primera a sus pies.

 

No puedes quedarte donde estás y acompañar a Dios simultáneamente. ¿No lo crees? Veamos que dicen las escrituras:

 

  • Noé no podía seguir haciendo las cosas como de costumbre y construir un Arca al mismo tiempo. (Génesis 6)

  • Abram no podía quedarse en Ur/Haran y ser padre de una nación en Canaán. (Génesis 12:1-8)

  • Rahab no podía obedecer al rey y a la vez salvar la vida de los espías israelitas. (Josué 2:1-24)

  • Rut no podía quedarse con sus parientes y sumarse también al pueblo de Dios en Israel. (Rus 1:16-18)

  • David tuvo que dejar a sus ovejas para ser Rey. (1 Samuel 16:1-3)

  • Amós tuvo que dejar sus higueras silvestres para predicar en Israel. (Amós 7:14-15)

  • Esther no podía quedarse callada delante del Rey y salvar a su pueblo. (Esther 4:14)

  • Pedro, Andrés, Santiago y Juan tuvieron que dejar sus negocios como pescadores para seguir a Jesús (Mateo 4:12-22)

  • Mateo dejó su rentable trabajo como recaudador para seguir a Jesús. (Metro 7:9)

  • Saulo tuvo que cambiar por completo su vida para que Dios lo usara para predicar el Evangelio a los Gentiles. (Hechos 9:1-19)

 

Cada vez que el pueblo de Dios se dispuso a obedecer su llamamiento, tuvo que hacer grandes ajustes. Dejar su tierra, sus metas, cambiar su manera de pensar y actuar. Dejar a su familia, su país, sus prejuicios, sus ideales y sus sueños.

 

Incluso el propio Jesús renunció a mucho más que cualquier otro: "que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos." (2 Corintios 8:9) Se despojó de toda la Gloria y Honor del cielo para unirse al Padre en la obra de salvación a través de la muerte en la cruz. No podía ser parte del Cielo y ser a la vez parte del plan del Padre para redimir a toda la humanidad.

 

¿Quieres ser seguidor de Jesús?

¡No hay opción!

Seguirlo a Él es ir a donde Él va.

Es renunciar a tus caminos.

 

Dios dice en Isaías 55:9: "Como son más altos los cielos que la tierra, así son mi caminos más altos que vuestros caminos y mis pensamientos más que vuestros pensamientos."

 

 

Seguidor de Jesús

Dr. Rafael Ruiz

 

SEGUIDOR DE JESÚS

Dr. Rafael Ruiz

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