Mateo 6-25.26

6:25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

 

6:26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

 

A veces quisiéramos que todo fuera fácil, queremos aprovecharnos de un Dios Todopoderoso para tratar de hacer que Él siempre sea el único que trabaje a favor de nuestras vidas y sin duda Dios con su gran misericordia y gracia hace cosas que ni merecemos, pero que por amor a nosotros las realiza.

 

La fundación Ángeles de amor (FADA) ha sido de extraordinarias bendiciones para mi vida y otras muchas, a través de la misma el Señor nos ha enseñado a valorar y a querer lo que nadie quiere. Esto es tener misericordia, y de la manera que uno puede demostrar la misma, es amando la miseria de las demás personas.

 

Le doy gracias a Dios por que dentro de su planes estaba la Fundación Ángeles de Amor, y sé que de la misma manera como a mi me ha ayudado seguirá ayudando a otros. Dios con su infinita misericordia a través de ella me dejo saber, que yo era hipertenso o como muchos lo conocen presión arterial alta, nunca me imaginaria que yo tenia ese problema ya que no sentía nada en cuanto a síntomas. Pero en unos de los operativos médicos de FADA me pude dar cuanta que tenia esa condición. Hoy sigo un plan de tratamiento auspiciado por la Fundación, donde recibo medicamentos y seguimiento, para mi condición de salud.

 

Esto es solo el comienzo, de una puerta que se abre, para muchas personas necesitadas; donde FADA brindara sus servicio para cumplir con su propósito en la vida de muchas personas, para muchos será sorpresa, pero para Dios será propósito.

 

A veces pasamos más de media vida tratando de ignorar a Dios, no haciendo caso a lo que Él quiere para nuestras vidas, haciendo lo que nosotros creemos que tenemos que hacer y no lo que Dios está insistiendo en que hagamos.

 

Samuel Díaz

Santo Domingo, R.D.