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Obviamente que el ser humano al ser creado vino dotado de la capacidad reproductora o sino se hubiese extinguido con el mismo Adán y Eva. No hay respuesta más lógica que afirmar que Dios fue el creador del sexo, entonces debemos decir que este a su vez es bueno y aún más si somos cristianos es nuestra responsabilidad decir que el sexo no tiene un fin perverso, sino delicado y maravilloso en su aplicación a nuestras vidas. ¿Te puedes imaginar una existencia sin la relación sexual? Es decir, seriamos como piedras o árboles que piensan y razonan.

 

Por el hecho de que el sexo se ha degenerado en tantas formas diferentes, no podemos negar o dejar de realzar sus lados positivos. Y no estoy incitando a la juventud a tener relaciones sexuales, sino a esperar el tiempo adecuado para disfrutar de este hermoso regalo. Si tomamos el “amor”, y vemos cuantas cosas hacen las personas a nombre de este, nos daríamos cuentan que no están aplicando el propósito para el cual el amor existe. Hay quienes asesinan incluso como decimos nosotros, por amor.

 

El sexo no se creó para mal utilizarse y causar tanto daño como hoy día. El sexo no fue creado por Dios para hacer negocio con él, para hacer propagandas, o para que la humanidad se desbordara en sus pasiones. Nosotros hemos sido lo culpable de tener una sociedad absolutamente obsesionada por este asunto. Lo vemos en la televisión, en el internet, en las calles. Está en los Anuncios, propagandas, pornografía, películas, aún en los estilos de música que tienen un alto contenido sexual, vemos el sexo en las artes, en los libros y todo el mundo hoy tiene una opinión sobre el sexo, el amor y las citas. Ya las películas no se hacen para entretener, se hacen para transmitir un idealismo, y ese ideal es liberal e inmoral, ya que el morbo y la indecencia atraen más que lo moral.

 

La Biblia desde sus primeras páginas encierra el tema de la sexualidad. Hay infinidades de ejemplos desastrosos acerca de esto, pero también hay ejemplos maravillosos. Si tomamos apenas el versículo número 28 de toda la Biblia, vemos que el primer mandamiento de Dios es acerca de la vida sexual, dice: Gén 1:28 “a) Los bendijo Dios y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla;”. En este solo versículo se encierra todo el sentido de la vida de la sexualidad del hombre.

 

Primero Dios nos bendijo: todo lo que hacemos aquí en la tierra debe estar tan apegado de Dios y saber que de Él ha provenido la vida y las cosas buenas que con ellas trae. El sexo y sus implicaciones fueron bendecidos por Dios, pero la desobediencia que llega apenas en el capitulo 3 del Génesis, demuestra como la creación de Dios fue empañada por la impureza del pecado trastornando no solo la relación de la humanidad con Dios, sino también la de la humanidad consigo mismo.

 

Segundo, habla de fructificad: vemos que Dios crea al varón pero ve la necesidad de una compañía no solo física sino también emocional para este, entonces Dios crea a la mujer. Pero Dios permite tal unidad para que el hombre crezca en su relación con ella y fructifiquen en amor y santidad. Hoy debemos entender y tener bien presente que nuestras relaciones emocionales deben ser para fructificar y no para pasar simplemente el tiempo y luego seguir nuestros caminos como si nada, y para hacerlo más claro me refiero al noviazgo, esto lo hablaremos más adelante cuando tratemos sobre el noviazgo, pero es útil ir dando pinceladas desde ahora y una de ella es que el juego emocional de tener un novi@ ahora y después otr@ ahorita, es una falta de respeto e integridad hacia Dios y hacia nosotros. El compromiso del noviazgo y del matrimonio, entre los hijos de Dios, debe ser de responsabilidad y verdadera obligación y no solo un pasatiempo donde se busque diversión y placer y beneficios sexuales. Durante el proceso en que el varón comienza a cortejar una dama, luego que deciden juntarse en noviazgo y luego cuando deciden concretizarlo en una unión matrimonial, tanto el hombre como la mujer deben entender que debe hacerse con un propósito claro, y que está delante de la presencia de Dios aquel joven que toma ligeramente el noviazgo y que no le da ningún de carácter al mismo.

 

Tercero multiplíquense: Aquí ya Dios hace referencia al acto mismo del sexo. Obviamente no nos vamos a multiplicar o tener más hijos orando o ayunando. Para ello se necesita un hombre y una mujer en plenas capacidades que hayan puesto su vida en un acuerdo mutuo y un pacto eterno de servirse uno al otro y sobrellevar las cargas. Quizás porque eran el primer hombre y la primera mujer usted dirá, “pero ellos no se casaron” claro que sí, no como nosotros lo conocemos, porque no habían jueces ni leyes, pero aun así, Adán entendió el compromiso y la responsabilidad que llevaba este mandamiento de la reproducción y también el apego a su pareja, de tal manera que en Gén 2:23-25 constituyó el matrimonio diciendo: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Será llamada “Mujer”, porque del hombre fue tomada”. “Por tanto dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne. Estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, pero no se avergonzaban”.

 

Fíjate que Adán reconoció la igualdad de la mujer, Adán dice: “esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne”. Ese sí, refleja que el vio que la compañía de Eva era diferente a la que cualquier animal le podría brindar. También Adán constituye el matrimonio y dice: dejará el hombre a su padre y a su madre y serán una sola mujer. El hombre deberá tomar la decisión de tener una sola mujer y ser con ella una sola carne, así como aquella costilla formó una vez parte del cuerpo de Adán, así Eva formaba ahora parte de él. No significa que perdamos nuestra identidad, ósea, que porque yo esté en una relación yo deje de ser yo o tú, tu, sino, que ahora, debo cuidar a mi pareja como dice Pablo en Efe. 5:28, 29; como si fuera mi propio cuerpo, ya que nadie, al menos que esté loco y sea sádico, va a maltratar su propio cuerpo o aborrecerlo. Y la última parte del versículo alude a un hecho sumamente interesante, dice que estaban desnudos y no se avergonzaban. Esto demuestra la confianza y la pureza que hay dentro de una relación sin morbo, ni pecado. Tampoco había culpabilidad, ni resentimiento o tabúes, no habían estigmas o complejos, tan solo había una mujer que era la compañera y la ayuda idónea para un hombre. La soledad en la que estaban Adán y Eva, representa el hecho de que la unión matrimonial debe ser sin mancilla, sin traición donde no existe nadie más para nosotros que no sea nuestra pareja, punto que le molesta a los que les gustan probar “todos los sabores”.

 

A través de estos versículos te he demostrado que la Biblia abarca profundamente el tema del sexo y la sexualidad, siendo este punto del primer mandamiento que Dios le da a la humanidad. No podemos tener el tema de la sexualidad oculto en las Iglesias, ya que la Biblia no lo hace, en tan solo el versículo 28 de los miles que hay en la Biblia, se da toda una explicación de la vida sexual. El sexo amigo fue una de las herramientas que Dios le regaló a la humanidad es bueno y edifica y une cuando se usa bajo parámetros bíblicos y de alta moralidad. Pero destruye e hiere cuando se usa al antojo y la merced del hombre. Puede ser una fuente de dolor y culpabilidad, resentimiento y pecado.

¿Quién creó el sexo?

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