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Jesús dijo en Juan 3:7 "Os es necesario nacer de nuevo". Estas palabras se las dice a Nicodemo quién Jesús llamaba "Maestro de Israel". Nicodemo era uno de los más importantes teólogos y filósofos de Israel, pero tenía un problema: Le resultaba dificil comprender la clase de vida que Jesús ofrecía, una vida abundante que no existía antes de Él en la tierra. Pues Jesús tenía un sello y es que fue hecho en la divinidad del Señor.

 

Es por esa razón que la vida que Jesús nos ofrece, muchas veces no se puede comprender sin ayuda. Nicodemo fue un maestro que se preocupaba por la verdad, la moralidad, por la conducta, por su futuro y por su condición delante de Dios. Probablemente creía estar seguro de todas estas cosas, hasta que Jesús le dijo: "Es necesario nacer de nuevo". 

 

El nacimiento es una obra de Dios. En ese instante, tanto la madre como el médico juegan un papel importante. ¿Pero el recién nacido en que contribuye? La realidad es que el nacimiento físico y el nacimiento espiritual tienen dos cosas en común: no se pueden ganar ni son por esfuerzo propio. En otras palabras, el recién nacido contribuye muy poco al acto del nacimiento.

 

En ese momento Nicodemo le contesta a Jesús "¿Cómo puede nacer un hombre si ya es viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de la madre, y nacer?" (Juan 3:4) Nicodemo razonó como fariseo en cuanto al pensamiento horizontal, el cual determina que solo lo que se toca, lo que se ve y lo que se percibe es lo que produce y tiene la abundancia. Nicodemos no podía ver, aun mirando y oyendo con detenimiento al Mesías.

 

Jesús le contesto en Juan 3:5 "De cierto, de ciento te digo que a menos que uno no nazca de Agua y de Espíritu no puede entrar al reino de Dios." Me imagino aquí a Nicodemo tratando de comprender de manera teológica lo que Jesús le decía: que la limpieza del agua, el bautismo, lleva al nacimiento espiritual. 

 

Jesús lo llevó de pensamiento horizontal a pensamiento vertical. Nicodemo comenzó a entender. El espíritu no se ve, es invisible, él producirá por virtud la limpieza y la renovación necesaria en el interior, sólo si se les es permitido. 

 

El problema de este fariseo no era intelectual, era de voluntad.

 

Al final de la conversación Nicodemo observaba a Jesús con ojos firmes, sin pestañar y con la boca abierta. Jesús le dijo: "Y como Moisés levantó la serpiente en el desiento, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado." (Juan 3:14) Jesús se refería a la historia del Antiguo Testamento de Moisés y el pueblo Judío en el desierto. La palabra nos dice en Número 21:8-9: "Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.  Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de cobre, y vivía.

 

¿A qué se refería Jesús con esto? A la cruz por supuesto, dónde él pago todos nuestros pecados. 

 

En Juan 3:15 completa la idea final: "para todo aquél que cree el Él, no se pierda, mas tenga vida eterna." Jesús le había aclarado a Nicodemo todos sus pensamientos. Lo había llevado a una dimensión desconocida hasta ese momento por él. Pero como el gran maestro que es, no dejó nada a la imaginación, pues en Juan 3:16 nos dice:

 

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."

 

Esta es la razón por la cual todos debemos nacer de nuevo y entregar nuestras vidas al Señor. Para así poder gozar de la abundancia, no material ni física, sino de la Espiritual, aquella que va más allá del dinero, la salud o incluso la muerte. 

 

La vida abundante es la vida eterna. 

 

NACER DE NUEVO

Dr. Rafael Ruiz

 

NACER DE NUEVO

Dr. Rafael Ruiz

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