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Para todo joven el elegir carrera profesional es una de las decisiones más importantes en la vida ya que de esto depende en gran parte su futuro y su aporte a la sociedad. Es la elección de un modo de vida. Además de las actitudes nuestras posibilidades son puntos claves para la toma de esta importante decisión.

 

Como cristiana puedo confesar que cuando decidí estudiar medicina emprendí el nuevo camino aun sabiendo lo costosa que sería y el gran esfuerzo que requiere. EL Señor me guió a hacerlo, aunque no fui de rodillas ante el a pedir su dirección y en mi no había la fe y la certeza de que me respaldaría. A pesar de ello en el camino pese al viento contrario he aprendido a depender de Dios.

 

El verano pasado fue uno de esos momentos en que “estaba en medio del mar azotada por las olas porque el viento era contrario” una de las veces en que mi fe era puesta a prueba la duda y el temor me invadieron y como Pedro olvidé por un momento en quien había creído. Por temor al mañana sentí que mis sueños estaban en la cuerda floja. Muchas veces escuchamos la Palabra Dios pero no lo aplicamos a nuestras vidas. Podemos caminar sobre el agua cuando confiamos y ponemos los ojos en Jesús pero si desviamos la vista llega la duda y el temor nos turbamos y nos podemos hundir. Mi fe necesitaba crecer.

 

Cerca de la fecha del Campamento de Verano Nagua 2011 muchos de los jovenes habían confirmado su asistencia. Yo no confirme y el mismo día del viaje temprano en la mañana recibí una llamada de mi pastor EddieTejeda informándome que el Señor a traves de los hermanos de Puerto Rico ya tenía costeado el viaje a todos los jovenes de Sto Dgo. Este viaje al fue puente a muchas respuestas del Señor. Tuve la oportunidad de colaborarles a los hermanos de AMEC en el campamento. Llegó el fin de semana, uno de los días más esperados para todos la clínica, es lo que llamamos aquí operativo médico. Recuerdo que en la mañana el Pastor Plinio me miró e inmediatamente se acercó a la Hermana Bruny esposa del Dr. Rafy y le dijo que yo estudiaba medicina. La hermana habló con el Dr. Rafy y el equipo de FADA. Sin conocerme me dieron la oportunidad de también ser parte de ellos y participar de la clínica. Desde el principio vi en FADA la pasión por ayudar con una dulce sonrisa recibían a cada paciente, paciencia para conmigo cuando no entendía algo, trabajo en unidad y sobre todo amor.

 

Había tenido la oportunidad de trabajar en otras clínicas con otras personas y nunca vi lo que tiene FADA. Para mi fue muy impresionante ver que el Dr. no solo tratar al ser humano en el aspecto físico sino también que el ve la necesidad espiritual que tienen sus pacientes, toma el tiempo necesario para hablar con ellos y orar con ellos.

 

Ese día marcó mi vida, el Señor renovó nuevamente mis fuerzas.

Las sorpresas no terminaron ahí. En la noche otro evento inesperado una de las hermanas del campamento se me acerco a expresarme el deseo que el Señor había puesto en su corazón de ayudarme en mi carrera.

 

Luego de esos días Bruny la esposa de Dr. siempre pendiente a mis estudios, de que necesitaba y extendiéndome su mano amiga. Gracias a su ayuda y los hermanos pude ingresar el semestre siguiente a la universidad.

 

Meses después estando en la casa del Dr. y Bruny aquí en Sto Dgo el se acercó con algo en sus manos, un regalo, habían unos cuantas personas en la sala y nunca pensé que fuera para mi. Fue una grata sorpresa eran unos equipos médicos que necesitaba. El abrazo que recibí cuando me los entregó fue decirme sin palabras se que puedes el Señor te ayudara confía en el, no temas ni desmayes el hará.

 

El verano pasado el Señor afianzó sus promesas en mi, fue de crecimiento espiritual emocional y académico. Por esta y muchas otras experiencias puedo decir que mi vida es una muestra de la misericordia de Dios y de su amor. El ha puesto muchas vidas en mi camino que han sido de gran bendición apoyo espiritual emocional y económico.

Manuela Lebrón

Amigos de FADA

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