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Toda causa tiene su efecto. Toda manifestación humana desde el punto de vista de la ciencia debe ser repetible para que produzca la certeza de que es realidad. La física, la química y la biología así lo requieren. Sin embargo, la historia es diferente. El proceso histórico se caracteriza por lo contrario a lo repetible, de la misma manera como lo es una ecuación tangible del proceso matemático.
Por esa razón la historia de la Resurrección de Jesús supera todo el poder del conocimiento, sabiduría y racionalización del cual podemos depender para obtener una respuesta que satisfaga nuestra intuición.
Los conceptos de suficiente y necesarios se mezclan para que podamos entender por qué para los paleocristianos la fe se basó estrictamente en unos hechos que para los judíos del segundo templo eran inconclusos.
Ellos entendían y creían en la resurrección pero a la vez El Mesías que esperaban era el que los liberara del poder económico y político de Roma, y a la vez implantaría un reino ante el cual estarían todos bajo el dominio de la comunidad de Israel.
No hay duda de que se equivocaron. El Mesías vino ante ellos, les habló, les enseñó, les convidó y rechazaron su invitación.
La tumba vacía y las aspiraciones de Jesús fueron las dos condiciones suficientes y necesarias para que los cristianos primitivos establecieran y mantuvieran su visión en la Resurrección de Jesús.
La verdadera resurrección corporal de Jesús (no una simple resurrección sino una revivificación transformadora) proporciona una condición y declaración en los primeros cristianos los cuales proclamaban que por esta razón era Él es el hijo de Dios.
El Primer Significado
Jesús es el Mesías de Israel pero a la vez significa una nueva alianza. En Él, el plan de esta Alianza de Dios, de encargarse del pecado y la muerte que tan radicalmente ha infectado este mundo, ha alcanzado su cumplimiento definitivo y largamente esperado.
El Segundo Significado
A la vez constituye a Jesús como el verdadero soberano del mundo. El hijo de Dios que reclama lealtad absoluta de todos y de todo dentro de la creación. Él es el comienzo del nuevo mundo del Creador.
El Tercer Significado
El Hijo de Dios lo desarrolla el mismo Dios en el acto de resucitar a Jesús de entre los muertos.
Quienes creemos en la Resurrección de Jesús, constituimos a la familia de la alianza renovadora. Esto forma parte del significado de la justificación por la fe. La fe en el poder resucitador de Dios es según Pablo la alternativa a la idolatría. Asigna al Dios Creador el poder y la gloria que le son propios, cosa que la idolatría por definición niega con lo cual le expone la muerte.
Cuando los primeros cristianos desarrollaron esta triple comprensión del Dios de Israel, no abandonaros sus raíces judías para adoptar el lenguaje y las formas del pensamiento del paganismo. Desarrollaron su teología adoptando una de las creencias judías fundamentales de su templo, la resurrección de los muertos y conteniéndola aun más profundamente a la luz de lo que creían que le había ocurrido a Jesús.
Esto fue lo que les convirtió en un grupo mesiánico dentro del judaísmo. Esto fue lo que los llevó a enfrentarse al mundo del Cesar con la noticia de que existía un Rey. Esto fue lo que les hizo no sólo hablar del único Dios verdadero sino invocarle, orarle, amarle y servirle como el Padre y Señor, como Dios que envió a su Hijo y en este envía el Espíritu del Hijo, como el Dios unigénito que hace visible al Creador y de otro modo invisible del mundo. Por esta razón cuando hablan de la resurrección de Jesús, hablan de la resurrección del Hijo de Dios.
Juan 20:25 nos dice: “Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.”
Ese fue el comentario de Tomás, uno de los discípulos de Jesús. Ocho días después Jesús lo invitó a tocarlo y mirarlo. Su mirada fue suficiente, ni siquiera un roce o un toque en el cuerpo de Jesús, sólo lo miró y declaró: “¡Señor mío y Dios mío!” Por eso “bienaventurados lo que no vieron y creyeron.” (Juan 20:29b)
Dios les siga bendiciendo.
Tema: La Resurrección
Por: Dr. Rafael Ruiz
LA RESURRECCIÓN
