El capítulo 3 de Juan nos presenta dos episodios separados pero con un fin común:

 

1. La declaración poderosa de Juan el Bautista a sus discipulos, revelando la terminación de su ministerio.

2. La reunión de Nicodemo con Jesús.

 

La afinidad de estos dos epidosios la podemos ver en los siguientes versículos:

 

• Juan 3:15 "para que todo aquel que en Él cree no se pierda más tenga Vida Eterna."

• Juan 3"36 "el que cree en el Hijo, tiene Vida Eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida."

 

La palabra Vida Eterna aparece unas cincuenta veces en el Nuevo Testamento y Juan la cita unas diez veces. Se refiere a una cualidad divina de vida, no sólo a un espacio de tiempo. En sentido literal es "Vida del Mundo Venidero". Es decir, la resurrección y a la existencia celestial en gloria y perfecta santidad.

 

Para los que creemos en el Señor, esta vida debe comenzar antes de nuestra llegada al cielo. Es en esencia nuestra participación en la palabra viva que es Jesucristo. Se refiere a la vida de Dios en cada creyente que sólo se manifiesta en plenitud, después de la resurrección. 

 

La humanidad se caracteriza por su comportamiento por parámetros, que en muchas ocasiones no mide consecuencias. Juan el Bautista presentó dos alternativas para trabajar en estos conceptos:

 

1. Le fe genuina

2. La desobediencia desafiente

 

En fin, es cuestión de depositar nuestra fe en el Hijo del Hombre o de enfrentarnos al juicio divido, es decir "la ira de Dios".

 

En el día de hoy, la palabra es clara:

 

Vida Eterna

 

"El conocer personalmente a Dios por medio de su Hijo Jesucristo es la invitación.

¿Estás listo a aceptarla?

Él te invita.

Abre tu corazón y entrega tu vida al Rey de Reyes y tendrás recompensa verdadera en el Mundo Venidero."

 

 

 

 

El Mundo Venido

Dr. Rafael Ruiz