


Entrega de medicamentos durante las Clínicas de Salud.

La Primera Pascua para los cristianos comienza con la Última Cena de Jesús junto a sus discípulos. Durante esa noche los sucesos ocurrieron tan rápido que sólo Jesús tenía la capacidad de entender el mensaje. El traidor (Judas), la negación (Pedro) y la huída (los discípulos) enmarcaron el cuadro desolador que existía entre sus seguidores. ¿Seríamos diferentes nosotros en esas circunstancias?
“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.”
Juan 19:28-30 nos coloca en el Final Triunfal de Jesús. “Consumado es”, fue la frase final que utilizó antes de entregar el Espíritu.
Este pasaje manifiesta dos verdades acerca de Jesús:
1. Su Sufrimiento Humano:
Cuando Jesús estaba en la cruz experimentó la agonía de la sed. Si Él había de redimir a la humanidad, entonces tenía que hacerse humano. Es por esto que Juan insiste en el hecho de que Jesús sufrió de sed. Quería hacer ver que Jesús era verdaderamente humano y que realmente experimento la agonía de la cruz.
2. El Triunfo de Jesús:
Cuando comparamos los cuatro evangelios descubrimos un hecho iluminador. Aunque tres evangelios no relatan que Jesús dijera “Consumado es”, sí nos dicen que exclamó a voz muy alta (Mateo 25:50, Marcos 15:37, Lucas 23:46). La explicación es que el Gran Grito y las palabras exponen lo mismo.
Consumado es, es una sola palabra en griego tetelestai, y Jesús murió con un grito de triunfo en sus labios. No dijo: “¡Todo se acabó!” como reconociendo su derrota; sino proclamando su victoria con un grito de júbilo. Pareciera estar destrozado en la cruz, pero sabía que había obtenido la victoria.
Existen además otros asuntos que no debemos pasar por alto en este pasaje. El primero, Juan relaciona lo que dijo Jesús: “Tengo sed”, con el cumplimiento de un versículo del Antiguo Testamento:
“Me pusieron además hiel por comida,
Y en mi sed me dieron a beber vinagre.”
Salmos 69:21
El segundo, que fue en una caña de un Hisopo donde pusieron la esponja con vinagre. Muchos investigadores ven improbable esta aseveración de Juan. Pero el Apóstol ve mas allá de nuestras interpretaciones. Juan se remonta a Éxodo 12:22: “Y tomad un manojo de hisopo, y mojadlo en la sangre que estará en un lebrillo, y untad el dintel y los dos postes con la sangre que estará en el lebrillo; y ninguno de vosotros salga de las puertas de su casa hasta la mañana.”
Esto nos traslada a siglos atrás cuando el Ángel de la Muerte pasó por las casas de Egipto matando a los primogénitos de los egipcios. La sangre que los israelitas utilizaron en las puertas fue la del cordero pascual, de esta manera el Ángel de la Muerte pasó por alto sus casas.
Fue la sangre lo que salvó en ese momento al pueblo de Dios y es la sangre de Jesús la que salvó al mundo del pecado. Esta es la manera en como Juan presenta la sangre de Jesús al mundo. La sola mención del Hisopo conduce el pensamiento de cualquier israelita al poder salvador de la sangre del Cordero Pascual.
En esta semana hagamos memoria de que Jesús es nuestro salvador y que por su sangre somos libres.
¡CRISTO VIVE!
El Hisopo
Dr. Rafael Ruiz
EL HISOPO
