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La edad que necesita más orientación en cuanto a la expresión, uso y control de su sexualidad es sin duda alguna, la juventud. Aunque no significa que solo en esta etapa es necesario, desde la niñez, y mientras crecemos, empezamos a formar nuestro carácter sexual. Pero ¿Qué es esto de la sexualidad? ¿Qué dice la Biblia sobre esto? En este lectura podrás lo magnifico de Dios y su propósito para nuestras vidas.

 

¿Qué es la sexualidad y en qué se diferencia del sexo? Hay algunas diferencias básicas entre la sexualidad y el sexo. La sexualidad incluye los pensamientos, las emociones, actitudes y expresiones relacionadas con el sexo. Es decir, la sexualidad no solamente se expresa en el toque físico, en el momento erótico y sensual al cual nosotros llamamos sexo, relación sexual, hacer el amor, etc. Sino que la sexualidad va a un campo mucho más amplio de expresión, ya que esta es demostrada en cada ser humano en su forma de pensar, actuar y expresarse con referencia a sí mismo y los demás.

 

A Dios no le molesta que tengamos sexualidad, al contrario, fue un precioso regalo de su parte, sino, como la utilizamos; por ejemplo, una sexualidad desubicada y guiada a la satisfacción personal sin medir consecuencias, es a lo que la Biblia llama perversión. De esto el mundo está lleno, la promoción que vemos hoy sobre el tema del sexo por las transmisiones, películas, series, etc., y escritos, está basada en la búsqueda del placer y en la satisfacción personal; pero lo creas o no, esa es una manera de expresar la sexualidad, en realidad, hay dos puntos totalmente opuestos uno dice: “bueno, la vida es muy corta, hay que disfrutarla como se pueda y cuando se pueda” estos son los liberales; otros (como yo) dirían, “la vida es corta, pero se necesita vivir con principios y valores para no causar grandes molestias a nuestro pasar por el mundo, por eso, me abstendré de todo lo que es moralmente malo”, estos son conocidos como los conservadores. Así que ya tenemos dos maneras de expresar la sexualidad, pero si miras bien, ambas parten de lo que Dios piensa sobre la sexualidad.

 

Una pregunta muy común es: ¿habla la Biblia sobre el sexo? ¡Claro que si! Abundantemente y de muchas maneras. Todo lo que necesitamos para hacer buen uso de la sexualidad está en la Biblia.

 

La sexualidad es parte importante de la vida, y Dios no dejaría algo así sin dejar sus parámetros. Pero por ejemplo, usted puede ser un o una joven que le gusta vestir ropa ancha, o ropa muy descotada y pequeña, si le gusta peinarse llamativamente o simplemente amarrarse el cabello como pueda, si le gusta llamar la atención con los colores de sus cabellos, cara, o uñas, o cree que eso es una perdedera de tiempo. Si eliges mucho tiempo para vestirse porque quieres hacerlo adecuadamente y a la moda o si simplemente no te interesa lo que piensen de ti. Si te gusta más tener amigos del sexo opuesto o los de tu mismo sexo. Si eres tímido y reservado, poco conversador y vergonzoso, o si eres extrovertido, abierto y franco. No importa como sea o como seas, de una u manera u otra das a manifiesto la sexualidad que hay en ti. Dios no va en contra de tus gustos, si te gustan, pero si va en contra de que por buscar el placer nos salgamos aunque sea un poquito de la línea.

 

También expresan su sexualidad aquellos que tienen tabúes, aquellos que no, aquellos que están orientados, los que no, los que tienen perjuicios los que no, muestran su sexualidad, los cristianos, los no cristianos, y en este último punto hay algo importante que dije al principio en la definición de sexualidad: pensamientos. Consideremos las siguientes preguntas: ¿Se opone Dios a la sexualidad o a la liberalidad? ¿Quién nos dio nuestros sentimientos, pasiones y nuestra sexualidad? ¿Quién fue el creador del sexo? ¿Para qué creó el sexo? Estas son algunas de las primeras preguntas que vamos a ir respondiendo en lo adelante. Pero por ahora quisiera exponerles un concepto bíblico sumamente importante, LA SANTIDAD. Ser santos no significa tener mucho poder, decir “yo soy un hulk espiritual” o votar rayitos brillantes, sino ser apartado para Dios. Dos versículos muy famosos, se encuentran en 1Co 6:19-20 ¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios. En estos versículos me gustaría que notáramos tres cosas importante sobre lo que espera Dios nosotros hacia la sexualidad.

 

1- Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo: Pablo hace una pregunta capciosa, es decir, una pregunta que tiene su respuesta implícita en ella misma. En realidad no le esta preguntado para que respondan, sino para hacerles entender el siguiente punto: Su cuerpo es un como el templo al que asisten. Si yo te preguntara: ¿Qué significa el templo en el cual te congregas? ¿Podemos hacer lo que queramos en él? ¿Alguna vez has visto hermanos de tu congregación bebiendo bebidas alcohólicas, jugando juegos de apuesta en el templo? Incluso no nos gusta hablar en el templo, como hablamos fuera, pues pensamos que en la Iglesia ciertas palabras son ofensivas e irreverentes. Pero aquí viene el punto grande: ¿Si llegamos a sentir respeto por un montón de piedras, bancos y sillas? ¿Cuánto respeto deberíamos considerar por nosotros mismos? Y aún más cuando sabemos que tenemos al Espíritu Santo sobre nosotros. Si decimos “soy cristiano”, el apóstol Juan dice que debemos andar como un cristiano lo hace. ¿Te imaginas al Espíritu Santo cohabitando con una persona y que esta esté bebiendo alcohol y se emborrache o consumiendo drogas o teniendo relaciones sexuales, o sentado junto a esa persona mirando pornografía? Solo de pensarlo resulta perturbador? Esto es lo que muchas personas pretenden que Dios haga junto con ellos.

 

Estos tipos de acciones que he mencionado van directamente en contra del cuerpo. Hoy hay muchas frases como “no importa tu apariencia Cristo te ama”. Pero se le quiere dar un significado más profundo como otros que llegan a decir “no importa lo que yo haga Él me ama”(mente liberal). No es para nada cierto que a Dios le agrada que hagamos cualquier cosa con él. Debemos protegerlo. Incluso dejar de comer forzosamente o comer demasiado son actos de pecados contra el cuerpo, porque dañan tu salud y si tu salud está dañada lo estará también tu trabajo. Debemos pensar dos veces antes de pensar que Dios es como nosotros. Lev 20:26 “Sean ustedes santos, porque yo, el Señor, soy santo, y los he distinguido entre las demás naciones, para que sean míos”.

 

2- Ustedes no son sus propios dueños: ¿Significa esto que Dios nos va a manejar como títeres? No, claro que no. Significa que nuestras acciones tienen consecuencias. Muchos viven una vida como si no tuvieran dueños, no les importa lo que Dios piensa ni cuáles son sus reglas. Una de las posturas principales del satanismo es: “ámate a ti mismo”, por mucho tiempo el hombre ha querido demostrarle a Dios que pueden vivir sin Él, pero nunca pueden soportar mucho. He visto como jóvenes le han dicho a sus padres, después de mandarlos a callar, que ello hacen lo que les plazca con sus cuerpos. Si tienen relaciones sexuales o no, si van a las fiestas o no, ellos no les importan el sentir de sus padres, tan solo aman la corrupción de la cual la Biblia habla y no permitirán que nadie los saque de allí.

 

3- Honren con su cuerpo a Dios: Debemos ser santos y disponernos a actuar con inteligencia; tener dominio propio; debemos saber que los pecados atentan contra nuestra relación con Dios, y nosotros debemos cuidar eso más que cualquier otra cosa en el mundo.

 

Las invitaciones que el mundo nos haga, nunca será a vivir una vida de seriedad y valor sino de perversión y descontrol. Como hijos obedientes, no podemos amoldarnos a los malos deseos que teníamos cunado vivíamos sin Dios y en la ignorancia. “Más bien, ser santos en todo lo que hagamos, como también es santo quien nos llamó” (1Pe 1:13-15). Es imposible ser santos y vivir como queramos, fíjate que Pedro dice, no se amolden a los malos deseos, pero a pesar de que son malos, siguen siendo deseos, en otras palabras, lo que nosotros hacíamos cuando vivíamos sin Dios y lo que nos gustaba, cuando venimos a los pies del Señor esto se transforma en tentación que de caer en ella seria pecado. Toda clase de actos sexuales, todo forma de descontrol, como drogas, tienen que cesar una vez estamos a los pies de Dios.

 

Es imposible ser santos y no sacrificar muchas cosas de las que nos gustan. Es imposible vivir una vida sexualmente activa o vivir en una sexualidad neoliberal y agradar a Dios. Los mandatos de Dios son eternos y perpetuos y nada hará que Él los cambie. Más fácil se enfriaría el sol antes que ver a una persona que no respeta su cuerpo viviendo con Cristo, y más fácil se cae la luna, antes de ver a un Santo de Dios en el infierno. Heb.: 12:14 Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.

 

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De la sexualidad, el sexo y la santidad

Adriel Diaz Frias - Los Soldados

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